¿Cuál es la diferencia entre el crecimiento explosivo de las naciones asiáticas y el subdesarrollo que por décadas viene sufriendo Latinoamérica? ¿Por qué las naciones llamadas a liderar la región han permanecido estancadas al inicio del nuevo milenio? ¿Hay una esperanza al final del túnel? Andrés Oppenheimer, un reconocido periodista, realiza una crónica de sus viajes por esta parte del orbe e intenta hallar las causas de hechos tan disímiles como el milagro Irlandés y la inestabilidad Argentina, como también el origen de la bonanza china.
Me pareció bastante objetivo su apoyo en las cifras y no solamente el alabar lo bueno de cada economía en creces, su conclusión es simple: La apertura económica y la estabilidad, (llámese paz), contribuye en gran medida al desarrollo de los pueblos, es decir, a más apertura, más probabilidades de una mejor calidad de vida. Cita ejemplos también de Europa del Este y de aquicito nomás (Chile), pronosticando su auge como potencias del siglo XXI, cosa que deberían tomar en cuenta ciertos candidatos a la hora de elaborar sus planes de gobierno. ¿soberanía? ¿intromisión extranjera? o te subes al tren de la globalización donde no hay límites geográficos o te quedas.
Perú, para variar, no sale bien parado, sus constantes vaivenes políticos y su nula influencia sobre sudamérica es más que suficiente para aparecer mencionado en poquísimos pasajes del libro, incluso Venezuela, convertida ahora en un factor de desestabilización gracias a su petropresidente Chavez, tiene dedicado todo un capítulo, como ejemplo de lo que no se debe hacer, aumento de pobreza reconocida a regañadientes por el comandante y la clásica culpa al imperialismo yanqui, chivo expiatorio de sus pésimas políticas y asedio constante a todo quien se le interponga, guarda Ollanta!!!!!
No queda en lo didáctico, es también muy rico en anécdotas que lo hacen más entretenido y digerible, sobre todo por el mensaje que América Latina no tiene ningún futuro si no "se pone las pilas", altamente recomendable como referente para el estado actual de la política mundial y binoculares para apreciar el futuro, que es de quienes apuestan por entrar al tren de la globalización.
Lo bueno: Su apoyo en cifras lo hace creible muy aparte de su reputación como periodista objetivo.
Lo malo: No presenta un liberalismo con rostro humano, a veces se siente el mensaje: "Ricos y poderosos, inviertan o los pobres les quitarán todo".